Es indiscutible decir que, nuestro entorno es imparable ante el consumismo y la producción de materias primas para sostener la economía. Sin embargo, debemos recordar que la vida en la tierra firme depende del suelo y todos los seres vivos requerimos de este recurso para sobrevivir.
Su uso inadecuado hará de su perdida algo irreversible, por lo cual, es nuestra responsabilidad prevenir y en su caso rehabilitar mediante procesos administrativos, acompañados de estudios técnicos con sus debidos planes de contingencia, los proyectos que invaden, como a su vez modifican las condiciones naturales del suelo y su compactación.
Los expertos ya han descubierto que se está acelerando la degradación del suelo por los fenómenos que provocan las actividades humanas. Esto está pasando en todos los continentes y causa una pérdida de entre 5 y 7 millones de hectáreas de tierras cultivables, en donde se pronosticó que el suelo fértil tendrá capacidad solo de cultivar alimentos para alcanzar nueve mil millones de aquí a 2050.
Amenazas tan diversas como la agricultura intensiva, la construcción desmesurada, la contaminación y la explotación minera trae graves consecuencias, principalmente la perdida de los nutrientes, pérdida física de los materiales e incremento de la toxicidad, haciendo que cada vez el suelo libere sustancias nocivas por su constante alteración.
A pesar de que esta información no es ajena a nuestros oídos, nos cuesta tomar cartas en el asunto o poner la atención que realmente debería y esto es, precisamente porque estas consecuencias se presentan a corto plazo a manera de solo de un empeoramiento de las propiedades y una disminución de la masa de suelo.
Lo que es realmente preocupante es que, a largo plazo, esto incurre en infertilidad total, abandono y desertización del territorio.
La verdadera pregunta es: ¿Qué harías si la rehabilitación para este suelo degradado y desgastado a tal punto ya fuera posible que ni con la inversión más costosa revertir el daño ocasionado?
¡Espera un minuto! No todo tiene que ser color negro, pues si bien es cierto que este es un campo en el cual nos encontramos muy amateurs, intentando innovar ideas que sean amigables con el medio ambiente a la vez que la producción y la globalización sigan creciendo, nuestras Autoridades Mexicanas competentes especializadas en el tema ya comenzaron una serie de disposiciones y normas oficiales mexicanas para la preservación y restauración del equilibrio ecológico, así como del aprovechamiento sustentable del suelo y sus recursos, esto se contiene en la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Medio Ambiente.
Existe una un panorama esperanzador, ya que en nuestro territorio mexicano, contamos con procedimientos y lineamientos que se deben observar para la rehabilitación, mejoramiento y conservación, contenidos en una NORMA Oficial Mexicana (NOM-147-SEMARNAT/SSA1-2004) la cual es de carácter obligatorio ante cualquier compañía o persona independiente que pretende realizar actividades que causen deterioro en las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo, o también que causen la pérdida duradera de algo tan importante como la vegetación natural.
Se cuenta también con un Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, que establece entre sus estrategias, la de promover la remediación de suelos en sitios contaminados para cumplir con el objetivo de reducir el impacto ambiental de los residuos, esto significa que, las compañías tienen la obligación de contar con un proceso de tratamiento para purificar esos residuos y que no sean dañinos para el suelo. De esta forma, el suelo no sufra de erosiones ni tampoco se deseque por absorber químicos o minerales industriales.
En las Autoridades de Administración Mexicanas existen comisiones reguladoras que protegen al medio ambiente y a todos sus sectores, incluido el ya subestimado suelo que hoy comento, en un sinfín de leyes orgánicas, leyes administrativas, agencias nacionales, normas oficiales mexicanas, reglamentos de equilibrio ecológico, criterios de regulación ecológica; en donde nuestro papel como profesionales en administración de energías, ingenieros químicos y abogados ambientales, conformamos una consultoría especializada para que no se pierda el sentido económico en el mundo, ni los objetivos globales que vendrán, ayudando a todas estas compañías a promover los programas y programas para la operación correcta de sus actividades, garantizando el cumplimiento legal de los estudios y tramites que las autoridades requieren para aprobar las obras o actividades afines al proyecto.
Esto sirve para comprometer a todas esas compañías a enfocar sus recursos, tanto monetarios como intelectuales, a innovar maneras de mitigar y rehabilitar el suelo que, al ser un recurso finito, estamos obligados por ley a hacerlo, de lo contrario y como en todo lo demás, incurrir en una pena.
GLORIA GONZÁLEZ
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